Curioseando (privado Damien)

El aburrimiento estaba haciendo estragos en su ser. Tenía ganas de hacer algo pero a la vez se sentía perezoso aquel día. En principio, se negó a salir de aquella habitación, lugar donde había pasado la noche, y trató de entretenerse como podía sin tener que recurrir a nada o nadie del exterior. La razón a este absurdo plan era que temía salir solo a la calle. No tenía porque pasar nada, pero había algo en su mente que le impedía salir. Trató de distraerse mirando por la ventana, jugando a un tres en raya con sigo mismo o simplemente buscando formas en la pared... pero la "diversión" no le llegó hasta que no jugueteó con una pequeña pelota, la cual salió por la ventana.

Corrió a por ella, olvidándose del miedo que le producía el exterior y al acercarse sin querer golpeó el objeto con el pie haciéndole rodar calle abajo. Corrió hasta llegar a las puertas del ayuntamiento.

-Vaya... - miró el orgulloso edificio.- ¿se podrá echar un vistazo...? parece un lugar muy grandote. Un campo perfecto para jugar a la pelota.

Sonrió traviesamente y con pasos un tanto vacilantes se acercó a la puerta con la pelota bajo el brazo. Observó a ambos lados, procurando que nadie le observara y descubriera esa faceta suya tan infantil.

Tarde. Realmente tarde, si no fuera por el pequeño "detalle" -por no decir discusión- de la reunión anterior en este mismo momento estaría almorzando en vez de andar divagando por las calles de los dominios. ¿Quién se había creído Albus que era? Ocasionar una revuelta en tan solicitada -y desesperante reuinión, a la cual tubo que asistir en vez de Antoine Sama debido al embarazo de éste- si no fuese por el, el pelirrojo disfrutaría de una deliciosa cena.

-¡¡Damn it!!!*

Masculló por lo bajo con tono furioso e irritado, mira que hacerle perder el tiempo de tan estúpida forma. Ya se las pagaría después. Ahora sólo debía regresar a la mansión La Sombra donde Simón estaría esperandole para cumplir uno de sus tan desenfrenados, impredecibles -y a veces tontos y elocuntes-caprichos.

- ¡¡¡ALbus est un idiot!!!.**

*************
* Maldita Sea.
** Albus es un idiota

No había nadie a la vista, pero eso no fue lo que le impidió entrar en aquel lugar. La puerta estaba cerrada por dentro, o con llave desde fuera. Frunció el ceño y refunfuñó al verse frustrado de esa manera y con pesar decidió dar media vuelta.

Decidió volver a la mansión, no fuera que le regañasen por haber salido sin permiso. Jugó con la pelota mientras caminaba, haciéndola rodar con habilidad entre sus pies. Entonces alzó la mirada e identificó a Damien por las calles.

-¡Damien-sama!- corrió hacia él, olvidando la pelota y haciendo una pequeña reverencia al acercarse.

-Me alegro de su regreso- añadió con una pequeña sonrisa.

Vaya, en verdad que tenía ganas de patear lo primero que se cruzace enfrente de el,esto de ser secretario y representante de líder no era facil cuando la irritación cruzaba en su mente, trataba de hallar una posible discreta -sádica, cruel y sangrienta como a el le gustaba- forma de poder arremeter contra Albus, y poder hacer de esa forma que el otro anciano tubiera en mente la sensación de miedo y contrariedad, logrando hacerle ver el hecho de pensar dos veces antes de hablar la próxima vez que abriera esa horrible y apestosa boca.

-¿Hum?

Si no fuera por el hecho de que uan pequeña, dulce, suave y fragil voz invadiera su oído tal vez esos pensamientos vengativos ubieran cobrado vida.

-¿Simón... ?

Se giró con suavidad para asegurarse de que estubiera en lo correcto,y de hecho...lo estaba. ¿Simón?¿Qué se supone que hacía exactamente a esas alturas del los dominios el peliazul?Hasta donde recordaba le había dado ordenes estrictas de quedarse en "casa". Se giró por completo para quedar frente a el mirandolo acusadoramente.

-Buen dia Simón,...Dime que,¿Qué haces aquí?

Poco a poco desapareció la sonrisa de su rostro o más bien cambió a una sonrisa torpe. Debería decir que salió porque estaba jugando con una pelota... pero era un tanto vergonzoso. Decidió inventar una excusa, algo que no le hiciese parecer estúpido y que fuese creíble a la vez. Bajó la mirada, pensando, pero volvió a levantarla cruzándose con los ojos de Damien.

Sacudió la cabeza enfadado son él mismo por haber pensado en mentir a su amo. No, no podía hecer algo semejante.

-Me aburría y encontré una pelota. Jugué un rato dentro de casa, pero se me escapó por la ventana y salí a buscarla. La curiosidad se encargó de llevarme aquí...

Bajó de nuevo la mirada y jugueteó nervioso con sus dedos. ¿Recibiría un castigo por haber salido? Tendría que evitarlo a toda costa, fue un pequeño desliz.

-Pero... y usted... ¿qué tal le fue? me refiero a que, parece cansado.

Aquella actitud de amor,señor y tipo rudo era un tanto doblegada cada vez que aquel chiquillo de cabello azul se atravesaba en su camino. A veces se preguntaba a sí mismo ¿cómo era posible que un simple humano hubiera tenido el poder suficiente de alterar sus emociones y capacidad de razonar?

-*Oh, C'est ce qu'elle était, conserve encore le goût de ces occupations stupides Simon.

Lo sabía, sabía la respuesta evidentemente y aunque no quería aceptarlo sentía cierta sensación de confort y calidez cuando Simón sonreía de manera -encantadoramente- estúpida y sencilla.¿Acaso no era obvio? La palabra más cercana y aquella que definiera el comportamiento de el vampiro era: proyección. Ya que el consejero de el líder La Sombra realizaba lo mismo que Simón cuando era pequeño.

Sí, tal vez no tendría el orgullo de decirlo nunca, pero ese enano que estaba ahora tratando de responderle a su amo tenía un parecido inigualable a cuando Damien fuese apenas un niño, un inocente, frágil y aún feliz ser humano.

¿Destino?¿Coincidencia acaso que el mismo día en que aquellos dos se conocieran fuera similar a cuando el pelirrojo perdió a su familia?Vaya que la vida solía dar vueltas e indiscutibles encuentros irremediables.

-**Rien de ce qui ne peut être résolu rapidement, Seul l'idiot du type qui veut trop intelligent même connaître sa position.

Estiró el brazo y estubo por tocar el rostro del otro en un intento de caricia-que tal vez podría haber reflejado la intención de aplicar un castigo- , pero se detubo secamente estando a centimetros de la cara del menor y en vez de ello su mano tomó la esquina superior de la oreja de Simón de la cual tiró mientras comenzaba a caminar.

-***¡¡¡Revenez à la maison!!!

Dijo con tono fuerte y demandante sin mirarlo siquiera y no por que estubiera molesto con el otro sino por que no deseba que su gohul observara ese rastro de bondad y debilidad que a veces crecia cuando Damien recordaba su anterior vida, lo cual sucedia sólo cuando estaba cerca de el ojiazul.

*Con que eso era, todavía conservar gusto por esos pasatiempos estúpidos Simón.

**Nada de lo que no se pueda resolver rápidamente, sólo el hombre idiota que quiere pasarse de listo aun sabiendo su posición.

***Vamos de vuelta a la mansión.

No sabía a quien se refería, pero la contestación le hizo gracia y rió suavemente. Pudo percibir que Damien recuperaba un poco el humor, o al menos eso le pareció. Aquello estaba bien, igual no iba a ser reprendido por haber abandonado la mansión. No es que hubiera optado en desobedecer, cosa que jamás se atrevería, sino que cuando estaba lejos de él se sentía como vacío. Le llegaba una especie de opresión en el pecho y notaba como la soledad le iba deprimiendo. Pero cuando estaba junto a su amo todo era diferente. No sabría describirlo, era como si se sintiera protegido y aunque pareciera estúpido, se sentía feliz.

Cesó un momento en sus reflexiones cuando observó la mano de Damien acercarse. En un acto reflejo cerró los ojos y volteó un poco la cabeza, pensando que recibiría un cachete... pero en lugar de eso sintió como le tiraba de la oreja y le obligaba a caminar a su lado.

-¡La pelota! la dejé allí...- fue bajando el tono de voz, hasta resignarse y dejarse llevar por su amo.

Procuró mantener su paso, en parte para que no le doliera la oreja. Se juntó más sin entorpecer a ambos y con cuidado abrazó su fuerte brazo, apoyando un poco la cabeza.

-Le he echado de menos.- murmuró. No pudo evitar sonreír de medio labio, esperanzado de que su señor había regresado y que tal vez pudiera pasar el rato con él. Le ofrecería cualquier capricho una vez hubiesen llegado a la mansión y procuraría no dormirse hasta que Damien estuviera completamente cómodo.

Mantuvo el apresurado y firme paso, a pesar de saber que tal vez podría arrancarle la oreja al ojizaul debido a la fuerza con la que tiraba de ella.
Recorridos almenos unos metros de distancia el pequeño tuvo el valor para tomar del brazo al pelirrojo y más añun para recargarse en su hombro....Vaya que este enano tenía hazaña para hacer tal cosa.

-¿Y eso por qué?

Arqueó la ceja ante el comentario del menor el cual logró crear cierto aire incredulidad en el ojiverde, después de todo el otro no tendría por que hacer o sentir tal cosa se trataba de solo un gohul¿no?....¿no?

-¿Preparaste la cena?Antoine me reclamará si no esta lista

Aquella pregunta consiguió sacar un leve color carmín en sus mejillas. Se reprendió mentalmente por mostrar tan abiertamente sus sentimientos... eso no estaba bien, no debía mostrar ningún sentimiento, era una regla básica para cualquier sirviente o esclavo o lo que diablos fuese.

-Porque...- titubeó un rato, desvió la mirada de aquellos ojos verdes, así era más fácil tranquilizarse.- Porque no sé que hacer sino está en la mansión. Me siento como un mueble.

Esa no era la verdadera razón, pero que más daba, tampoco estaba mintiendo. Agradeció que se desviara el tema de conversación. Volvió a sonreír y su mirada distraída volvió a cruzarse con la dura mirada de Damien.

-Sí. No hice algo extremadamente complicado, pero creo que será suficiente para llenar el estómago.