De los seres locos,
Los seres salvajes,
Os digo, en primer lugar:
¡No bebáis su sangre!
5 Pero vigiladlos,
Pues son seres hermosos
En su estado salvaje,
Son seres encantadores
En su propio misterio,
10 Son seres mortales
En sus pericias de guerra.
Tan sólo ellos de entre
Las criaturas de la noche
Me acompañaron en la tierra,
15 Me dieron de beber
Cuando estaba sediento
Y aún podía respirar.
Como a Mí, los expulsaron,
Como mis Chiquillos,
20 No tienen hogar,
Como los Hijos de mis Hijos,
Vagabundean,
Como mi Padre y mi Madre,
Ellos saben demasiado,
25 Pero se guardan sus consejos,
Y, de ellos, os digo:
Hacedme caso: ¡guardad silencio!
No digáis nada.
Observad, y aprended.