Une luxure Incontrôlable (Privado Aaron)

*¿Quieres acostarte conmigo?

Aquella noche, había tenido que salir del sitio al que llamaba hogar para ciertos asuntos confidenciales, asuntos de sus experimentos, nada de importancia para los demás, o al menos nada que debieran saber, quizás el único que lo supiera era su pequeño protegido, su ahijado; aquél humano al saber que debía salir pidió permiso para salir de la vieja casona en la que vivían.

Por una parte no quería dejarlo salir, puesto que, por los términos del contrato entre ambos le era necesario que Adrian estuviera sano y salve; aunque por otra parte, y esto era de forma inesperada, al agarrarle cariño lo veía como a un hijo, y es por eso que lo cuidaba. Sin embargo, lo había entrenado bien para poder defenderse de los peligros que rondan en la oscuridad de la noche. Fue únicamente este hecho lo que lo orilló a aceptar. Sabía bien que el otro estaría bastante bien y se las arreglaría exitosamente si algo salía mal.


Se había citado con su proveedor, un brujah que le conseguía buen material para cuando quería realizar alguna pequeña investigación. Y ya que justamente tenía las intenciones de realizar algunas pruebas con electroshock necesitaba a algunos “conejillos de indias”. Fue por aquello que debía de ir al antro en los dominios de los brujah, si es que aquello se podía llamar “dominio” puesto que era de los dominios más anárquicos entre los clanes. Sin dedicar mucho tiempo a ese tipo de reflexiones se adentró en aquél establecimiento.

Portaba el cabello suelto, cayéndole graciosamente detrás de los hombros, una camisa que se ceñía a su cuerpo de forma perfecta, al frente, el pecho se cubría o descubría con unos cordeles en el frente, estos iban abiertos dejando ver parte de la piel de su pecho; un pantalón de mezclilla y una gabardina complementaban su atuendo, así como sus gafas, aquellas de las cuales no se separaba cuando no quería intimidar tanto con su forma de mirar.

Se acomodó en una mesa, de las que estaban más cerca del escenario, con una pequeña copa de licor de melón y dedicándose a observar distraídamente los rostros y las acciones sobre el escenario. Pudo haber seguido así por largo tiempo, sin embargo, algo llamó su atención, un sujeto pelirrojo, prestó una mayor atención a los detalles de su fisionomía hasta darse cuenta de quien se trataba, solamente sonrió de lado de forma misteriosa mientras lo observaba salir de su campo visual.

Fue en esos momentos en que el hombre al que había ido a ver llegó, finalmente, lo saludó con su usual frialdad antes de que empezara cierta canción, la cual, por si misma era demasiado sugerente, y eso lo hacía preguntarse ¿qué tipo de persona la bailaría en este momento? Solo existía una forma de averiguarlo, y simplemente dirigió la mirada al escenario mientras deslizaba un pequeño sobre por la mesa hacia su “socio”, ahí esta el pedido y el pago, por adelantado.

Observó al otro moverse al ritmo de la música, siguiéndolo con la mirada con disfrazado interés, mientras dejaba de prestar atención al otro hombre, sentado justo a su lado en la mesa. Apenas atrapó aquel sombrero que había sido arrojado por el pelirrojo, de forma disimulaba, haciéndolo como lo haría un simple humano; podía percibir perfectamente el aroma al alcohol, darse cuenta de que estaba perdido con el simple hecho de mirarlo. Negó suavemente mientras se acomodaba los lentes.
Bien, ya habían tenido suficiente “entretenimiento” así que sin esperar más se puso de pie, acomodando nuevamente la silla, caminando hasta el escenario, subiendo a este, justo antes de ir hacia el pelirrojo que cada vez estaba más desnudo. Había tantos hombres en aquél lugar, a los cuales seguramente no les agradaría que se llevaran a tan buena exhibición, pero eso no le importaba.


Como si nada llegó hasta el que estaba bailando, mirándolo de arriba abajo un instante antes de agacharse para sujetarlo de las piernas y echárselo al hombro en calidad de bulto, bajando despacio los escalones, se lo llevaría de ah´, a cualquier sitio, y si alguien intentaba detenerlo lo pagaría sumamente caro. Así fue como, con varias asesinas miradas llegaron a la puerta del local, saliendo por ella.

En realidad él no era de las personas que se preocupaban por otros, si llegaba a actuar posesivamente a veces, y fingía cuidar a algunas personas… como a los muchachos que utilizaba en sus experimentos; pero aquello simplemente era para evitar daños que pudieran alterar sus resultados.


Sin embargo en este caso era diferente, o quizás no… resultaba imposible de saber en realidad; mientras se llevaba de ahí al pelirrojo podía percibir completamente la lujuria que desprendía… sus agudizados sentidos lo resentían, su aroma atacaba cruelmente su nariz, y ni que decir de su telepatía, que con solo percibir lo que destilaba de aquél cuerpo ya había sido afectada.


-Se que no lo eres… Joshua- Comentó apenas en un tenue susurro antes de dejarlo bajarse antes de seguir percibiendo sus emociones, estaba demasiado cerca. Lo miró con aquella sonrisa en los labios y negó levemente antes de seguirlo hacia aquél lugar.


Bien, la verdad es que su telepatía era lo que lo hacía odiar tener a alguien recostado a su lado, mientras dormía no podía bloquearse y percibía todo lo que pasaba en la mente ajena, en sus más oscuros rincones; eso lo agobiaba, lo cansaba mentalmente… no era como que le importara.


En silencio entró al hostal detrás del otro, colocándole la mano en el hombro al pelirrojo para que no fuera a seguirse de largo, con un poco de fuerza lo sostuvo mientras pagaba la habitación del hostal. No podía llevar a Joshua a su propia residencia… a nadie llevaba allá; y aquello era una regla que jamás rompía. -Será mejor que te calmes o te meteré al agua helada hasta que se te pase- Aquello lo dijo seriamente mientras le indicaba que caminara para ir a la habitación, en el piso de arriba.

No era como que quisiera inmiscuirse en la mente del otro, solía hacerlo, si… pero no en este momento, aún cuando sabía bien que podía atravesar la barrera del otro, sin que este lo notara siquiera… pero no, ya suficiente tenía con lo que lo afectaba por ahora. El aroma a alcohol mezclado con lujuria le causaban un tenue mareo que era invisible.

Seguía con tranquilidad los movimientos del otro antes y después de ponerle la mano en el hombro, el agarre era con la mínima fuerza… después de todo no tenía necesidad de mostrar el máximo de su fuerza, y no era su intención lastimar sl otro, solamente hacerlo prestar atención.

Sin contestar nada empezó a caminar hacia las escaleras detrás del menor, vigilándolo y acomodándose los lentes en el puente de la nariza con tranquilidad al tiempo que empezaba a subir, no pudiendo mirar la silueta del otro mientras subía, negó para si mismo mientras llegaba al piso de arriba.


-Fui a comprar conejillos de indias…- Respondió tranquilamente deslizando la llave dentro del cerrojo para abrir la puerta, dándole el paso al otro con toda tranquilidad mientras se guardaba la llave en el bolsillo de la gabardina. -Necesito algunos para la próxima semana… y hay un brujah que me los vende-


No necesitaba dar más detalles mientras esperaba que el otro entrara, ya que estuvieran adentro lo metería a darse un baño para quitarle de encima el aroma a alcohol.

Para ese momento había logrado sosegar la perturbación que había invadido sus sentidos por culpa del vampiro menor, así como los estragos que había hecho en su cuerpo y en su calma. Era quizás por eso que ya podía empezar a sentir preocupación.
Y era justamente por eso que lo alarmaba la falta de respuesta por parte del pelirrojo. Justamente por eso, y a pesar de ir en contra de sus normas habituales de comportamiento decidió entrar al baño, buscando en cuanto abrió la puerta al vampiro menor; al no poder encontrarlo a simple vista caminó rápidamente hacia el jacuzzi para buscar al otro, que estaba bajo el agua, dormido, seguramente culpa de la borrachera. Por una fracción de segundo lo miró de una forma aún más fría, recriminatoria quizás, algo que nadie había visto nunca en sus ojos. Sin embargo, casi al instante desapareció esa expresión, metiendo los brazos al agua para rodear con ellos el cuerpo del potrp y sacarlo de ahí.

-Pettite idiot…-

Lo tomó en brazos llevándoselo a la habitación, dejando un rastro de agua a su paso, evitando mirar el cuerpo desnudo del otro. Alcanzó a tomar un par de toallas para echárselas encima antes de llevarlo hasta la cama. ¿Cómo era posible que se preocupara tanto por alguien como él? La verdad es que si fuera cualquier otra persona ya lo hubiera aplastado y pisoteado emocionalmente, pero a él no.
Se acomodó en el borde de la cama, empezando a secar al otro, al menos un poco para revisar que respirara apoyando la cabeza en su pecho.